AUTOMOVILES Y CABALLOS

Al florecer el alba, los ojos verdes de la lejana pradera escudriñaron atentos el desplazamiento del vehículo partiendo hacia las tierras ocupadas otrora por las tribus guaraníes, con el propósito de comerciar cítricos y aves.
Con las transparentes claridades de la mañana César vio las aves espiar su paso., al caballo pastar tranquilo, levantando de vez en cuando la cabeza, sorprendido por el ruido de los motores pasando veloces por la carretera.
El muchacho lejos de su familia, sensible y soñador, llega con cada ser vivo sobre la tierra a reflexiones difíciles de arribar en la vorágine de las grandes urbes.
Piensa en el paisaje sin límites ni dimensiones .Si los antepasados del noble bruto pudieran hablar narrarían la historia del silencioso servidor del hombre y su retirada ante el avance de la técnica objetando acortar distancias, ganándole horas al tiempo.
Discurrirían sobre épocas de gloria, cuando el caballo acompañó al malón, poniendo el indio temblor en las lanzas.
Cuando partió orgulloso portando la bandera de la Patria en los combates o regando con su sangre el campo de batalla.
Cuando atravesó la inmensa pampa, con el gaucho, sus aperos, sus quimeras y el cantar de la guitarra.
Cuando fue brazo derecho del campesino en la siembra, en la doma o en la yerra.
Hoy marchan indiferentes los monstruos de la velocidad sumando distancias, entre enormes rascacielos o por anchas avenidas muy bien iluminadas.
Metales brillantes, luces que encandilan, espejos, estéreos, brindando confort, ampliando horizontes hacia nuevos rumbos, portando el estrés en cómodos asientos.
Automóviles y caballos serán algún día un bello recuerdo
un bello recuerdo.