Villa Hortencia (SIEMBRAS---San Francisco de Asís ---)
En el
libro del Centenario del Pueblo de Alberdi de Francisco Cignoli
figura el párrafo siguiente :” A poco de la inauguración del
Hospital Italiano de Rosario en1892, llegan las Hnas Terciarias
Capuchinas para colaborar con el personal y asistir a los enfermos.Se
dedicaron también a la atención de ancianos y a la enseñanza del
catecismo.
Solían
trasladarse a Alberdi y en la correspondencia de la fundadora de la
Orden, Sor María Francisca de Jesús( Ana María Rubatto) se hace
referencia al pueblo con miras a su evangelización. “Deseaba tener
en Alberdi una casa propia para intensificar con sus religiosas el
esfuerzo apostólico”.
En
algunos documentos figura Rondeau y Herrera y en otros
Warnes y Herrera como primera ubicación de lo que más tarde sería
el Colegio San Francisco de Asís(Puccio 527).
Corresponde
aquí describir brevemente el espacio abierto que comprende la Plaza
Alberdi, dos manzanas establecidas para parqui zar; una al oeste del
denominado camino a San Lorenzo, luego San Martín y en la actualidad
boulevard Rondeau. La otra al este dividida en dos por la bajada
Puccio hasta el río Paraná, con el nombre que honra en Rosario al
Almirante Brown. Algunos párrafos del libro “El Chalet de las
Ranas “ de W.G.Weyland pintan con pinceladas literaria este lugar
en la primera década del siglo XX.
“Así
fuimos a dar en la casa de Gogliatti, la
contigua al chalet de las ranas …Se llegaba hasta allí por la Av.
San Martín ,anchurosa ,polvorienta ,orillada a trechos por
eucaliptos ,casuarinas y ombúes . El único medio de transporte era
a la sazón el tranvía Nro 5, que cubría con sus coches grandes y
destartalados, de ocho ruedas un largo recorrido que terminaba en La
Florida, paralelo a la vía del F.C.Francés que , flanqueada de
verjas de hierro ocupaba el centro de la calzada. Carros monumentales
tirados por reatas de percherones vigorosos y sufridos, cargados de
bolsas de cereal hasta una altura que desafiaba las leyes de la
estabilidad, procedentes de las chacras de los alrededores, solían
pasar en dirección al puerto, levantando nubes de polvo ocre e
inclinándose peligrosamente en los baches de la huella. La
edificación; a ambos lados, consistía en una uniforme continuidad
de casas modestas, de una sola planta y sus frentes ,de un vago
aspecto colonial, abarcaban todo el ancho del lote. En las esquinas
había locales de negocios-más despachos de bebidas que comercios de
otro tipo- algunos con palenque a la entrada para atar las
cabalgaduras. Estas construcciones; retiradas unas decenas de metros
de la línea catastral, tenían sobre la calle, en los espacios
libres, jardincitos o patios delanteros. La chatura del pueblo era
interrumpida por las quintas arboladas , parques umbríos y suntuosos
de una manzana, con sus mansiones de una presuntuosa y recargada
arquitectura de fines del siglo pasado, entre ellas la de Escauriza y
Goyenechea…No bien se las dejaba atrás, llegando a la casa de
Monserrat o de “Las cadenas”,había que apearse y seguir por una
calle transversal de tierra, llamada Alberdi(hoy Blas Parera) que
conducía al río. Era un paraje poco edificado de baldíos extensos,
sin más vegetación que los yuyos y algún solitario árbol. Cuatro
cuadras distantes rodeado de eucaliptos gigantescos, se destacaba”El
chalet de las ranas”
Tal el
escenario en el que las hermanas Capuchinas alquilaron un local en el
año 1896, siendo La Superiora la Reverenda Madre Sor María Isabel
de San Luis ,acompañada por las Hnas Sor María Pía del Calvario,
Sor María Josefina de San Benito y Sor María Balbina de San Félix.
Desde allí comenzaron a brillar con intensa luz sus enseñanzas de
vida; de paz, de bien y de amor. Se instruye a los niños en un
oratorio y aprenden las niñas en un taller economía doméstica;
labores y nociones de moral, buenas costumbres junto a la formación
catequística indispensables para ser en el futuro hijas y madres
ejemplares.
En el
año 1898; las Hnas se trasladan a la Casa Parroquial que en ese
momento está desocupada donde agregan a sus actividades,asignaturas
del programa de educación oficial hasta el reconocimiento del
Colegio por el Consejo de Educación de Santa Fe, el 23 de
junio de 1903,autorizando el funcionamiento del mismo. En Setiembre
del mismo año se recibe del gobierno de la provincia la donación
del terreno sobre el cual se erige el edificio donde aún funciona y
ha sido modificado,ampliando las instalaciones por la constante
demanda de las familias de Alberdi por conseguir año tras año una
matrícula para sus hijos dada la gran adaptación de la enseñanza y
formación moral y espiritual que en él se imparte, donde perdura el
espíritu de su fundadora y la Luz de San Francisco ,su patrono
impregnando de paz por doquier.
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